La Habana, Cuba.-  El legado de Fidel, cuya ausencia física hace crecer su simbolismo, constituye la brújula que marca el rumbo de la Revolución Cubana para los próximos años.

En el programa televisivo Mesa Redonda, la biógrafa Katiuska Blanco y las periodistas Rosa Miriam Elizalde y Arleen Rodríguez, acompañadas por el politólogo argentino Atilio Borón, rindieron homenaje al líder cubano desde el recuerdo y el análisis de actos y pensamientos.

Jamás defraudaremos a nuestro pueblo, dijo Fidel el 8 de enero de 1959, en un acto al llegar a La Habana, donde auguró que una multitud se reuniría el día de su muerte, pero los panelistas recordaron que, como dijo el presidente Hugo Chávez, entonces se convertiría en viento, en sabana, en memoria.

También destacaron su arte de la comunicación política y sobre todo la entrega permanente a los demás, a quienes en los momentos más oscuros hablaba de la esperanza pero sin edulcorar las cosas.

Un líder único

No ha habido en la historia de América Latina nadie que haya logrado la proyección mundial de Fidel, quien además llevó a un pequeño país a tener una influencia significativa en los principales acontecimientos políticos de la contemporaneidad.

El politólogo argentino Atilio Borón recordó las premonitorias palabras del líder cubano en 1992, cuando en la Cumbre de Río advirtió antes que nadie sobre los peligros del cambio climático, algo de lo que ahora todos discuten.

La historia lo absolvió y le dio la razón en todo, por eso su influencia ahora será mayor que antes, aseguró para después afirmar que Fidel es una persona irremplazable que estará incluso junto a José Martí, Simón Bolívar y Ernesto Che Guevara.

Desde San Juan, intervino telefónicamente en la Mesa Redonda el patriota puertorriqueño Rafael Cancel, quien pidió no llorar la muerte, sino celebrar la vida de Fidel.

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