Asalto al Moncada, inicio de la lucha por la liberación de Cuba

La Habana, Cuba. – Hace hoy 64 años un grupo de jóvenes valerosos echó a andar un motor pequeño que ayudó a arrancar el motor grande la Revolución Cubana.

De acción temeraria e imprudente calificaron algunos el asalto al cuartel Moncada de Santiago de Cuba, la segunda fortaleza militar del país.

Al fallar el factor sorpresa, la operación fracasó y la represalia de las tropas del ejército de la dictadura fue brutal. Indescriptibles torturas sufrieron los asaltantes capturados, antes de ser masacrados. Un oficial honorable impidió el asesinato de otros, condenados a prisión.

Entre ellos, Fidel Castro, jefe de la acción militar que en realidad no fue ni irreflexiva ni aventurera, sino parte de la estrategia política que el joven abogado ya perfilaba para el futuro del país, confiado en vertebrar un movimiento popular capaz de derrocar al régimen corrompido y pro-imperialista en el poder.

Unidad y conciencia política

El asalto al cuartel Moncada fue un acto de generosidad suprema de jóvenes cubanos, para iniciar el camino hacia la insurrección popular que finalmente condujo a la derrota del ejército regular y la caída de la tiranía.

Pero siempre la visión de Fidel fue más allá, porque comprendía que el fin no era derrocar a la dictadura batistiana. Ése sería apenas el comienzo de un proceso más difícil y complejo.

Fidel confió en las reservas morales del pueblo, y fue  arquitecto de su unidad y su conciencia política como pilares de la Revolución.

El pensamiento de su líder histórico es herramienta cada vez más útil y oportuna en estos tiempos para andar por los nuevos escenarios hacia el desarrollo socialista cubano, que implica atajar distorsiones e ineficiencias y defender con firmeza la soberanía nacional frente a perversos designios del imperio.