En Buenos Aires, cualquier lugar es bueno para jugar fútbol. Foto del autor

En Buenos Aires, cualquier lugar es bueno para jugar fútbol. Foto del autor

El futbol es la principal religión de Argentina, donde se calcula que poco más del uno por ciento de la población está afiliada a la federación como jugador, mientras que el otro 99 por ciento de los argentinos, salvo raras excepciones, conforma una legión de aficionados que respira en función de los resultados del club de sus amores.

Desde el Papa Francisco, confeso hincha y socio del club San Lorenzo de Almagro, hasta el más humilde y desconocido de los argentinos, nueve de cada diez habitantes admite ser simpatizante de algún equipo y vivir a tope la pasión por ese deporte que llegó a Buenos Aires a mediados del siglo XIX de la mano, o más bien de las piernas, de emigrantes ingleses.

El primer partido se jugó el 20 de junio de 1867, en los terrenos de lo que entonces era el Buenos Aires Cricket Club, un sitio del actual barrio de Palermo, cerca de donde ahora se levanta un magnífico Planetario.

Casi sin que se dieran cuenta, el virus del futbol inoculó a la sociedad porteña que vió nacer a la Asociación de Futbol Argentino (AFA) en 1893, fecha que la convirtió en la octava federación más antigua del planeta.

La Bombonera es la cancha del club Boca Juniors. Foto del autor

La Bombonera es la cancha del club Boca Juniors. Foto del autor

Aquella contaminación deportiva creció de manera exponencial aupada por una increíble fanaticada hasta que la apoteosis llegó en 1978, cuando el 25 de junio, en el estadio Monumental de Buenos Aires, la selección del capitán Daniel Passarella superó por tres a uno a Holanda y se coronó por primera vez campeona del mundo.

Aquel fue un triunfo delirante que además constituyó un bálsamo para la sociedad argentina, recién aplastada por la bota del gobierno militar integrado por una Junta de Comandantes, cuya cara más visible era el General Jorge Rafael Videla.

Argentina ganó así su primera estrella mundialista, pero no tuvo que esperar mucho para alcanzar otra, esta vez en México, en 1986, cuando Diego Armando Maradona proclamó a los cuatro vientos su genialidad deportiva y encaramó a la selección en lo más alto del firmamento futbolístico en un disputado partido final contra la entonces Alemania Federal.

Hoy, a nivel de selecciones, Argentina es una de las tres con más copas oficiales de la historia, con diecinueve títulos, incluidas las dos Copas Mundiales, las catorce Copas América y la Copa Confederaciones, a las que se suman dos competencias interconfederaciones: el Campeonato Panamericano de Fútbol de 1960 y la Copa Artemio Franchi de 1993.

La afición futbolera rebasa los marcos deportivos. Foto del autor

La afición futbolera rebasa los marcos deportivos. Foto del autor

La fiebre futbolística de los argentinos tiene su máxima expresión en la sempiterna rivalidad entre los dos clubes con mayores seguidores en el país, Boca Junior y River Plate, equipos que cada vez que se enfrentan paralizan a la ciudad.

Según estadísticas oficiales, Boca acapara al 40,4 por ciento de la afición, mientras River alcanza el 32,6. Otros clubes, como Independiente, Racing o San Lorenzo, se mueven entre el cinco y el cuatro por ciento, y otros, digamos “menores”, apenas superan el uno por ciento.

La rivalidad y el éxito del torneo local, que ha encumbrado a jugadores como Messi, Mascherano, Higuaín, Agüero, Di María o Tévez, por solo citar algunos, ahora parece enturbiados por los graves problemas de la AFA, que salieron a la luz tras la muerte, en 2014, de Julio Grondona, quien se desempeñó como presidente de la Asociación durante 35 años.

El club Boca Juniors es uno de los más seguidos de Argentina. Foto del autor

El club Boca Juniors es uno de los más seguidos de Argentina. Foto del autor.

La desaparición de Grondona, a quien muchos acusan de ser un mafioso que sobrevivió a varios gobiernos, significó un quiebre en la directiva de la Asociación, golpeada también por el llamado FIFAGate, el escándalo que reveló la corrupción al más alto nivel en el organismo rector del futbol mundial.

Ahora, la AFA tiene pactada elecciones para el 15 de febrero venidero, pero el mayor problema está en los 350 millones de dólares que desde el año recién concluido adeuda el gobierno argentino a la federación por los derechos de transmisión televisiva de los partidos.

La falta de ese dinero comienza a asfixiar a varios clubes de primera división, como Rosario Central, Atlético Tucumán o Newells Old Boys, imposibilitados de pagar a jugadores y empleados, y sobre todo se mantiene como una sombra oscura sobre el disputado torneo local.

Todavía la crisis no ha cobrado la primera víctima, pero no hay dudas de que hinchas, jugadores y directivos están preocupados con el futuro del fútbol, el deporte más querido de los argentinos.

Desde Argentina, fue un trabajo de Raúl Menchaca.