La Habana, Cuba. – Más allá de los 8 acuerdos firmados, la reciente visita del primer ministro ruso Dimitri Medvedev  ratificó la importancia estratégica que tiene para Cuba la relación con Rusia.

En estos tiempos de cerco arreciado y de locura en la Casa Blanca, Moscú se consolida como un aliado que hace contrapeso político a Estados Unidos en la arena internacional. Y eso es muy significativo.

Públicamente, el premier ruso afirmó que Cuba es un importante socio en Latinoamérica, con unas relaciones diseñadas a largo plazo y que no pueden ser dañadas por momentos difíciles.

Pero Medvedev fue más lejos al denunciar, con pelos y señales, el evidente deseo de Washington de crear lo que calificó como una atmósfera tóxica alrededor de Cuba para asustar a posibles inversores y crear una forma de bloqueo energético que trata de asfixiar a la economía cubana.

En la economía

Aunque está lejos, pero más cerca que China, Rusia puede ser un factor decisivo en los planes de modernización de nuestra economía.

Y a eso se refería el presidente Díaz-Canel cuando explicaba los avances en la participación rusa en el programa cubano de desarrollo hasta 2030.

Energía, transporte, industria biotecnológica y agricultura, son algunas de las áreas donde la cooperación bilateral puede avanzar.

Pero el turismo es otro rubro creciente que puede ser una alternativa ante la baja de los visitantes estadounidenses. También hay otras áreas con espacio suficiente para volver a empujar hacia adelante los históricos lazos comerciales.

La presencia de Medvedev en La Habana, tanto en lo político como en lo económico, permitirá que Cuba, en estos tiempos difíciles, encuentre otra salida, esta vez por la puerta rusa.