La Habana, Cuba. Esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes, afirmaba Fidel cuando el poder revolucionario apenas daba sus primeros pasos y estaba más amenazado.

De esa forma, por primera vez en la historia nacional, y en particular en la etapa republicana, el hombre pasaba a ser el centro del accionar político gubernamental.

Los preteridos, los que menos tenían, es decir la mayoría, pasaron a ser los más beneficiados de un drástico cambio social que transformó el ordenamiento nacional.

La salud, junto a la educación, se convirtió en pilar del desarrollo social de un país que tuvo que rehacer su sistema sanitario desde la base, tras la salida de varios cientos de médicos. Pero la medicina cubana renació con mucho esfuerzo y comenzó a saltar las fronteras de la geografía nacional.

Más allá de las fronteras

Las primeras acciones de cooperación médica de Cuba en el extranjero se encaminaron a socorrer a los desvalidos, a esos humildes que Fidel había reivindicado a inicios de la Revolución.

Sin embargo, ese concepto humanista fue creciendo poco a poco para llegar a la actualidad, cuando la ayuda cubana no distingue de credos políticos o religiosos, condición social o color de la piel.

Hoy los médicos cubanos se han ido a cooperar incluso hasta el llamado Primer Mundo y en Europa trabajan en Italia y Andorra.

Pero también en el Caribe en Martinica, que es un territorio francés, o en Anguila, que es británica. Y eso sin contar las otras treinta y pico de naciones que reciben la cooperación de Cuba para enfrentar al nuevo coronavirus, lo que reafirma que este país no renuncia al Humanismo, ni en estos tiempos de pandemia.

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