La Habana, Cuba. – El eventual retorno total a la normalidad no será de ningún modo regresar a una normalidad como la que conocimos.

La actual pandemia, más allá del daño sobre la salud, también ha tenido un impacto sobre el sistema económico mundial del que Cuba no puede escapar. Vivimos en un país con pocos recursos naturales por lo que nuestra economía, ya se sabe, es abierta y muy dependiente de las importaciones.

En ese escenario están también nuestros propios problemas estructurales y la pesada losa del bloqueo, arreciado en estos tiempos por obra y desgracia de la Administración Trump.

Todos esos factores están en juego a la hora de reabrir el país, algo que requiere también de la necesaria cautela. Habrá entonces que ver cómo serán nuestras futuras relaciones económicas externas, pues de seguro cambiarán las cadenas de suministro y los precios.

Esfuerzo extra

No es casual que el presidente Díaz-Canel y las más altas autoridades del país llamen a potenciar el esfuerzo productivo interno, sobre todo en la producción de alimentos.

Claro que no es cosa fácil, porque la agricultura tiene una vieja deuda desde tiempos mejores, pero ahora tendrá que intentar sacar el extra para tratar de acercarse a las necesidades del país.

Como casi todo el mundo, la economía nacional vivirá una etapa de complicaciones más o menos serias por lo que se hace necesario poner cada centavo allí donde se generan rápidas amortizaciones y sobre todo ganancias que resuelvan los problemas que están a las puertas.

Ahora, como nunca, habrá que reinventar los mecanismos y romper las trabas que impiden hacer más eficiente nuestra economía. Lo exigen estos tiempos de pandemia.