Foto: La vanguardia

La Habana, Cuba. Parecería que de alguna forma estamos en días de pandemias…en absoluto plural. La número uno y más mortal de ellas, las del Covid-19.

La otra, sumamente peligrosa también, la del número de gobiernos que en diferentes latitudes empiezan a hablar de promover la apertura del confinamiento masivo como defensa ante el contagio.

Sin dudas volver a la vida normal, salir a las calles, visitar amigos, trabajar, estudiar, o divertirse en espacios públicos, es hoy una quimera de todos.

Sin embargo, hay que estar muy seguros de lo que se decide en materia de retorno cuando los enfermos en el planeta pasan ya de tres millones, y los decesos el cuarto de millón, sin que muy poco indique que el drama está en sus finales, y las experiencias más exitosas contra la pandemia muestran que en esta lucha no caben las premuras.

Motivaciones dudosas

Hay que asumir con seriedad que el hecho de que en algunos lugares los nuevos enfermos puedan descender de  un millar a 800 o 700 por día, no implica necesariamente que todo está resuelto.

Ciertamente la Covid-19 no parece que se marchará de vacaciones primaverales en las próximas semanas, y por tanto masificar la apertura es darle combustible para volver a la carga.

La responsabilidad indica que utilizar asideros como “reanimar la economía” o “darle un respiro a la gente recogida en sus casas” no es lo aconsejable mientras no se esté plenamente seguro de que el nuevo coronavirus dejó de andar entre nosotros.

Hacer lo contrario es un riesgo mayor, y quienes lo promueven se juegan una carta que puede costar  la salud y el pellejo de muchos más de sus compatriotas.