La Habana, Cuba. – Hace apenas unos días, el presidente Miguel Díaz-Canel adelantaba que el ordenamiento monetario y cambiario está en una fase superior y ahora los esfuerzos se concentran en capacitar a todas las personas que tendrán que intervenir en esa complicada tarea.

Y claro que es enredada, porque es un asunto que de una manera u otra impactará sobre toda la sociedad, no solo sobre el cuerpo económico. Es, como se ha dicho, una misión de gran envergadura, necesaria para destrabar buena parte de las ataduras que tiene la economía nacional, aunque nadie puede creer que sea una solución mágica salida de la varita de Harry Potter.

Es una decisión, que es cierto que se ha dilatado, pero que tiene detrás un largo análisis de varias decenas de especialistas de diversas disciplinas y en ella hay una intención científicamente fundamentada.

Una necesidad estratégica

Aunque tiene un componente científico, la economía no es una ciencia exacta. Si así fuera, los problemas económicos se resolverían con fórmulas en una pizarra y nadie tendría dificultades de esa índole.

Precisamente en eso estriba la complejidad del ordenamiento monetario y cambiario, que es, nadie lo dude, una necesidad estratégica para el país, urgido de hacer avanzar la transformación de nuestro modelo económico.

En ese camino y cuando todo esté listo, como explicó el presidente Miguel Díaz-Canel, se suprimirán subsidios indebidos y habrá nuevos precios minoristas, pero al mismo tiempo se implementará una reforma salarial, que incluirá pensiones y asistencias sociales.

Ahora solo queda esperar el anuncio gubernamental con la seguridad de que no será una terapia de choque, ni nadie quedará desamparado.