La Habana, Cuba. – Puede parecer contradictorio, pero habrá que remar muy duro y al mismo tiempo con cautela para que el turismo vuelva a ser uno de los principales motores de la economía nacional.

A nivel global, ese sector sufrió un duro batacazo con la llegada de la pandemia que obligó a cerrar las fronteras y dejó en tierra a miles de líneas aéreas.

Según la Organización Mundial de Turismo, en abril último, la disminución de los viajes fue del 97 por ciento, lo que significa 180 millones menos de vacacionistas que en el mismo mes del año anterior.

La caída repentina y masiva del sector complica la recuperación, pues el nuevo coronavirus todavía azota a muchos países y los destinos tendrán que ser muy cuidadosos a la hora de atraer a los vacacionistas, quienes, además, tienen que cumplir rigurosas medidas sanitarias, como pretende Cuba.

Sin renunciar al turismo

Cuba, que tiene una necesidad crónica de divisas, reabre al turismo internacional desde mañana, pero bajo estrictos protocolos sanitarios. Son regulaciones que tienen que ser cumplidas a rajatabla para evitar el rebrote de una enfermedad que el país controló con sacrificios de todo tipo.

Y hay que cumplirlas porque, además, no se puede renunciar a esa fuente de ingresos, necesarios hoy más que nunca para alimentarnos y producir bienes.

Por otro lado, nos aproximamos a la aplicación de nuevas medidas para sanear el ecosistema económico, que están previstas en el programa de desarrollo nacional.

La aplicación de esas decisiones requiere de financiamiento y ahí entra a jugar el turismo, porque ese sector, el más dinámico de la economía cubana, tiene que seguir siendo una catapulta hacia la prosperidad.

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